REGIÓN DE OPINIÓN – POR ADRIÁN JIMÉNEZ AMAYA, agosto 22 del 2024
En el vasto territorio de Jalisco, las carreteras son las arterias que conectan la vida cotidiana de miles de ciudadanos. Sin embargo, mientras que las vías estatales han experimentado una transformación notable en los últimos cinco años, pasando de estar casi intransitables a ser ejemplo de modernidad y seguridad, las carreteras federales, especialmente la Carretera Federal 80, que conecta Guadalajara con Barra de Navidad, continúan siendo un dolor de cabeza para quienes transitan por ellas, condiciones que encontramos en cualquier carretera federal por la que transitamos.
En particular, y la principal vía por la que a mí me toco transitar constantemente, cómo a muchos de los que escuchan, la situación en la Federal 80 es desoladora. Esta vía, esencial para el comercio, el turismo y la movilidad de la región, está marcada por baches interminables, derrumbes frecuentes y una evidente falta de mantenimiento que no solo afecta la calidad del viaje, sino que pone en riesgo la vida de los usuarios. Los accidentes son frecuentes, muchos de ellos con resultados trágicos en términos de lesiones graves e incluso fallecimientos. Este deterioro, lejos de ser una novedad, es un problema que se ha agravado con el tiempo, acumulando costos incalculables no solo para los conductores, sino también para los municipios que dependen de esta carretera, y que la desinformación de muchos, llevan a culpar a gobiernos como los municipales, y al propio gobernador de Jalisco, cuando esto es responsabilidad expresa del gobierno federal, no hay recursos que se etiqueten a gobiernos estatales para este fin, por ello, existe una delegación federal de la SICT en cada entidad para dar manteamiento a las carreteras federales, para las cuales, no hay un pesos etiquetado desde la cámara de diputados de los que la SHCP pueda destinar para la reparación de la misma.
Por otra parte, a pesar de las constantes solicitudes de intervención dirigidas por los presidentes municipales de la región y el propio gobernador, Enrique Alfaro Ramírez, a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) y al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, el abandono de la Federal 80 continúa. Los gobiernos municipales han tenido que asumir responsabilidades que no les corresponden, realizando trabajos temporales para evitar que la vía se vuelva completamente intransitable, pero sin una solución de fondo a la vista.
En contraste, la carretera estatal Autlán – El Grullo – Ciudad Guzmán se ha convertido en un ejemplo de lo que una infraestructura bien mantenida puede ofrecer. Gracias a las mejoras significativas realizadas, esta vía no solo es más segura, sino que se ha vuelto la opción preferida para muchos conductores que buscan evitar los riesgos y daños que representa la Federal 80. Este cambio en la preferencia de rutas, aunque positivo en términos de seguridad vial, ha tenido un impacto negativo en la economía de los municipios que dependen de la Federal 80. Comercios icónicos como los tradicionales “tacos de balde” en Tecolotlán, Los Tepalcates, gasolineras y otros negocios al borde de esta carretera han visto una disminución en su clientela, afectando la economía local.
Es una ironía amarga que una carretera estatal, que en un momento estuvo en condiciones deplorables, ahora sea un modelo a seguir, mientras que una vía federal crucial languidece en el abandono. La negligencia en el mantenimiento de la Federal 80 no solo es un problema de infraestructura, sino un reflejo de cómo la falta de atención y responsabilidad puede desencadenar consecuencias económicas, sociales y humanas de gran magnitud.
La pregunta que queda es: ¿Cuánto tiempo más seguirán los habitantes de Jalisco pagando el precio de esta desidia? La urgencia de una intervención efectiva y sostenida es innegable, y la falta de acción ya no es una opción. Es hora de que las autoridades federales asuman su responsabilidad y devuelvan a la Federal 80 el estado que merece, asegurando así la seguridad y el bienestar de quienes dependen de ella.